lunes, 1 de junio de 2015

Contribuido por el señor XX-29. Esto ocurrió por 2013.

Contaré una historia sexual real que me ocurrió hace unos dos años. Una con una ex pareja. Fui atleta de alto rendimiento, pasó el tiempo y yo seguí soltero. Por medio del facebook me contactó una ex compañera de atletismo para que ayudara a su hijo en el fútbol durante un tiempo. Ambos teníamos 43 años entonces. De ahí que así fue cómo nos vimos de nuevo y comenzó nuestra relación amorosa.
Pues ya se imaginan, su aún esposo se fue con otra, ella tiene que ser la puta de su ex, la criada de hijos jóvenes, por ello nunca pudimos formalizar algo bien en regla. Ahora soy entrenador de fútbol. Pero al relacionarnos de nuevo, no como atletas sino como hombre y mujer, noté que a ella le gustaba mucho tener sexo. Es una mujer de muy buen cuerpo. Ambos vivimos en México DF, aunque en diferentes localidades.
Un día, después de un juego, mis alumnos de 18 a 20 años me pidieron venir a mi casa a convivir durante un día. Como vivo solo, les dije que sí. Es bueno por la camaradería que nace entre todos, y que luego redunda en los partidos al conocernos mejor. Fue justo ese día que ella me llamó desde su casa. Me dijo:
—¿Qué haces hoy?
—Aquí con los chavos del fútbol.
—Voy para allá, querido.
No creí que viniera pero sí, llegó a casa. Puros hombres y ella la única mujer. Ella comenzó un tequila apenas saludó a todos. Al rato me bailaba cachondo, se repegaba a mi cuerpo. Vi que los chavos querían irse para dejarnos solos, se pusieron muy pero muy nerviosos. Yo les hice una seña de que no se fueran. La dejé cachondear un poco más y al fin le dije al oído:
—Dime… ¿quieres cogértelos?
Ella mientras me besaba y se repegaba cada vez más fuerte, me contestó:
—Claro que me gustaría pero ¿cómo le hacemos?
—Déjame a mí.
Puse una canción romántica y a ella de espaldas a mí en la sala. Le bajé la malla, le metí la verga. Los chavos al vernos se quisieron ir. Les dije: vengan, bájense el pantalón para que ella se las mame, hay para todos.
Así que yo le metí la verga en su vagina. A un chavo se la mamaba y a dos más con sus manos los masturbaba. Al rato dije: vamos al cuarto todos.
Ya en la cama hubo un par de chavos bien decididos que se desnudaron enseguida. Los otros lo fueron haciendo a medida que veían más y más gente desnuda. Al fin todos estábamos desnudos. En total eran nueve chavos, ella y yo.
Hice que un chavo se acostara panza arriba y que ella se acostase sobre él mirando el techo mientras yo la tenía penetrada por la vagina. El chavo no tuvo otra que cogerla por el ano. Dos chavos se acercaron y le chuparon las tetas, que agrego las tiene buenas. Ella volvió a mamar al mismo chavo que había mamado en la sala. Hice acercar a dos chavos más para que ella los pajeara. Los tres restantes se me quejaron porque ellos quedaban afuera y ahí les dije que esperaran un poco. Y que mientras la acariciaran o lamieran donde pudieran. Así lo hicieron. Ella jadeaba como una perra en celo, sentí por cómo se mojaba abajo que acababa como nunca. No terminaba un orgasmo que ya empezaba otro. Ellos gemían también. Ese coro de gemidos hizo que me corriera dentro de ella. Entonces me alejé y me senté en un sillón para verlos desde afuera de la cama. Mi lugar lo ocupó un chavo que estaba libre. A los cinco minutos, uno de los chavos que ella masturbaba se le derramó como un surtidor. Eso hizo que los chavos cuyas vergas tenía en la boca y la vagina le lechearan con todo. Ella ya estaba a los gritos, pedía de todo. Los chavos cambiaban de posición. Era interesante ver cómo se coordinaban, tal como cuando jugaban bien un partido. Se relevaban de manera prolija. Casi diría que me sentía orgullosos de tener un equipo así. El que no la había penetrado por acá o por allá, le ocupaba ese orificio apenas quedaba libre. Como a las dos horas, todos los chavos ya la habían cogido por todos lados. Era hermoso verla entre tanta verga y cuerpos desnudos y jóvenes.
Cuando quedó muy bañada en semen, les pedí a dos chavos que la fueran a duchar. Todos los demás nos quedamos en el cuarto. Algunos todavía tenían ganas de pajearse. Hacíamos chistes sobre que tardaban más de la cuenta bajo la ducha. Quizá se la estén cogiendo ellos dos solos, dije, y todos rieron. Al rato volvieron los tres, la secaron con toallas. Era evidente que además la habían cogido bajo la ducha.

Algunos de los que esperaban se fueron a duchar. Otros volvieron a la ronda. Ella dirigía: tú acá, tú allá, pajeaba, era chupada y cogida por todas partes. En un momento el que juega de capitán en el equipo de fútbol hizo que ella se le subiera para poder cogerla por la vagina desde abajo, frente a frente los dos. Una vez bien penetrada así, yo los ordené y fui pidiéndoles que la cogieran por el ano. Así que entraba uno y después otro. El chavo capitán aguantaba mucho sin acabar. Ella se venía cada vez que sentía el semen en el ano. La lechearon así los ocho y yo también. Nos quedamos hasta la madrugada cogiéndola una y otra vez.
Al despertarme a la mañana fue enternecedor verla dormida en medio de tantos chicos jóvenes también profundamente dormidos. Algunos abrazados a sus caderas o con la cabeza contra sus tetas o despatarrados. Recuerdo a uno con la boca contra su pubis. La habían cogido muchas veces cada uno y por todos los orificios. Ella quedó agotada y ellos también. Quizá fui yo el que menos la copuló pero disfruté viéndola coger y coger, no sentí nada de celos por compartirla. Ninguno, incluyendo ella, había experimentado jamás algo así.
—Tengo más alumnos de fútbol —le recordé a solas a los pocos días y ella se sonrió y me dijo:
—No sería justo dejar afuera a tus otros alumnos…
Lo dijo con cara pícara pero no pasó de ese comentario. Tiempo después ella encontró novio y pidió que me alejara, lo hice. Así que tampoco repetimos otra orgía así.
Desde que no salgo más con ella, el teléfono me vuelve loco. Llaman, cuelgan, vuelven a llamar… Atiendo y no hablan. Sé que es ella a veces. Creo que sigue enamorada de mí. Soy de los que respeto mucho las decisiones, sé vivir con ello.
No sé, quizá se sintió culpable después de la orgía aunque nunca se enojó y sólo volvimos a hablar del tema muy por arriba. De todas formas la excusa actual es que tiene novio cuando no puede ser una mujer libre. Su esposo está sin divorciarse de ella y ya vive con otra. Él tiene una hija de la otra mujer, que es la que tiene dinero y hasta lleva de viaje a los hijos de ella —mi ex pareja— y ellos aceptan. Yo no aceptaría eso si fuera hijo de una madre que la esclavizan así. Pero si ella se siente amada de esa forma pues dejarla ir es lo mejor.
En fin. Por momentos me da lástima. No es mala mujer, creo que es insegura. A veces pienso que ella quiere repetir esa orgía con mis chavos para sentirse amada, no sé. Quizá por eso llama y cuelga…

(La orgía)


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