lunes, 18 de mayo de 2015

Contribuido por el señor XX-21. Esto ocurrió alrededor del año 2005.

Bueno, todo pasó en la playa del pueblo costero donde vivía hace unos diez años más o menos. Era temprano y había quedado con mi novia y su amiga en visitar una playa. Se trataba de una alejada a la que siempre íbamos pero que esa amiga nunca había visto. Todo había empezado cierto día charlando de esa playa en un tenderete de amigos comunes. Esta amiga no se creía que pudiera existir una playa como esa cerca de mi pueblo. Como hablábamos y hablábamos tanto del tema, mi novia un día le dijo que se animara con su novio a verla con nosotros. Es una playa apartada, caminando se tarda como una hora en llegar y es de roca y, sorprendentemente, de arena blanca. Una mezcla que la hace espacial. Además tiene unas cuevas en las cuales te puedes refugiar del calor.
En fin, que era simplemente pasar un día de playa, aunque se convirtió en algo más al no aparecer el novio de nuestra amiga. Así que solo fuimos mi  novia, la amiga y yo. El novio no podía acompañarla por causa del trabajo.
Bueno, el asunto es que empezamos a caminar. A la media hora mi novia tuvo que parar porque bueno… tenía una urgencia. Así que paramos por ahí y mientras esperábamos, me fijé en el magnífico cuerpo que tenía nuestra amiga. Qué puedo decir… pues que tenía unas tetas mejores que las de mi novia, y con eso creo decir todo. No eran enormes, no señor, eran, digamos, medianas, pero lo que se dice muy bien puestas. Perfectas. Encima se le trasparentaban los pezones en el bikini. Olvidé decir que iba en pantalón corto y bikini, parte de arriba blanco. Hacía mucho calor.
El tema es que me quedé arrobado mirándoselas (¡y admirándoselas!). Creo que se dio cuenta pero hizo como que no le daba importancia. Claro que el bichito ya empezaba a picar...
Seguimos caminando y ya estábamos a punto de llegar a la playa cuando cruzamos otra vez miradas y ella, nuestra amiga, se echó a reír. En realidad me coqueteaba disimuladamente. Mi novia iba delante, estaba en su mundo, me tiene confianza y ni un tanto así se daba cuenta.
Por fin llegamos a la playa y ellas salieron corriendo a darse el primer baño. Era hermoso verlas a las dos juntas mientras yo preparaba todo. En principio clavé la sombrilla, y después puse los víveres y cuanta cosa que trajimos, a la sombra.
Ambas se habían quitado el pantalón y estaban en bikini.
Me acerqué a ellas y nos bañamos juntos durante un rato. Yo estaba en bañador corto y me daba cuenta cómo la otra me miraba, discreta pero bien que me miraba. Jugamos un poco los tres con una pelota, bromeábamos. Éramos jóvenes, ellas andaban en 28 años y yo apenas unos años menos. De repente, de tanto juego… ¡zaz!, a nuestra amiga se le rodó el bikini y se le vio un pezón. Una lola perfecta. Una lola para loar. No es que mi novia no las tuviera buenas pero sí un poco más pequeñas. Mi novia algo más blanquita en tanto que la otra, más morenita.
En medio del juego le di la espalda a mi novia mientras nos reíamos con la otra. Mi novia no se había dado cuenta del verdadero motivo de nuestra risa, quizá pensó que era por alguna torpeza del juego. Seguimos jugando.
La morenita se tapó la teta pero de tanto en tanto el agua le pasaba y ¡zaz! vuelta el pezón a saludarme… cosa que nos volvía a tentar a los dos… y sobre me despertaba la polla... A propósito, ésta estaba empalmándose fiero.
La morenita no le quitaba ojo a mi bulto, cosa que también la hacía reír. Solo quitaba la vista de mi bulto cuando notaba que mi novia amenazaba darse vuelta hacia nosotros. Y así durante un rato. Pensé que esto iría a acabar mal (¡o bien, según se lo mire!).
Salimos del agua cuando sentí que se me bajaba un poco la empalmada.
Nos fuimos a comer. Nos bebimos unas cervezas y nos tumbamos al sol. Mi novia así en toples bajo el paraguas y las toallas. La otra no podía en principio hacer toples, ja, ja, ja. Bien que lo hacía con mi novia en otras playas cuando andaban solas pero estando yo en medio no se atrevía. Pero mi novia la terminó convenciendo. Le dijo que no pasaba nada, que todo quedaría entre nosotros. Que su novio no tenía por qué saberlo. Empecé a ver de reojo cómo se quitaba tímidamente el bikini. Era impresionante lo bonitas que las tenía. De no creer.
El toples de ambas me provocaba ventajas e inconvenientes. Por un lado era un buen muestrario en el que uno podía comparar virtudes carnales de las dos chicas… aunque definitivamente ganaba la otra. Pero también hacía que mi polla tendiera a inquietarse, cosa que seguro haría reír a nuestra amiga pero para nada a mi novia. En fin que era una tortura tener todo ese tesoro a mano y no poder disfrutarlo como se debe. Esos dos pares de tetas a la intemperie y uno sin poder hacer nada. Hay que tener un autocontrol que ni un santo. Mi bulto ya era de órdago. Así que opté para evitar inconvenientes tumbándome boca abajo. Pese a todo, mi novia empezó a darse cuenta esta vez y tenía la cara medio cambiada. Pero bueno, qué puede hacer uno… uno no deja de ser hombre…
No sabía donde meterme porque mi erección no cedía. Así que en un momento en que mi novia no me miraba, aproveché para salir corriendo hacia el mar. La erección me precedía pero yo la tapaba con mi cuerpo de la vista de las dos. En un minuto estábamos bañándonos de nuevo, pero esta vez ellas sin la parte de arriba.
Pero esta vez me daba royo acercarme a nuestra amiga. Aunque poco a poco con el juego nos rozamos. De tan cerca esas tetas eran impresionantes, demasiado deseables.
Y antes no me había fijado en su parte de abajo, que era blanca y se notaba la rajetita de su coño totalmente afeitado. Estaba que se me salía la polla del bañador, lo único que me salvaba de la pelotera con mi novia era el agua que me cubría hasta la cintura.
En unas de esas, jugando con la pelota, nuestra amiga me rozó y notó mi polla, que encima es bien gruesa y no pequeña. Mi novia ya no hacía nada. O se lo tomaba como normal o no se daba plena cuenta del asunto, siempre tendré esa duda.
Sin querer la otra me rozó un par de veces. Pero después ya fue algo anormal, estaba excitada, y el roce era intencional.
Una amiga, con experiencia en estas lides, me dijo después que cuando una mujer roza un pene nunca es sin querer. Quizá tenga razón… No sé, juro que nunca fui mujer, ja, ja, ja.
Yo no sabía dónde meterme porque no quería sufrir las iras de mi novia, pero la otra estaba sacada y cómo. Así que en cuanto sentí el bajón de mi polla fui a tumbarme de nuevo al sol. Las dos me siguieron y se tumbaron al lado.
En esto, que me entran ganas de ir a mear y me voy a una de las cuevas cerca del mar. Ellas se quedaron tumbadas como estaban.
Cuando terminé, vi que nuestra amiga estaba viniendo hacia mí, hacia las cuevas. Así que la esperé. Venía a mear también pero resulta que, apenas llegó, empezó a decirme que no la tomara por lo que no era, y que sobre todo no quería crear problemas entre mi novia y yo. Pero mientras hablaba y hablaba, yo no podía dejar de mirarle esas tetas, ya que seguía en toples y ahora dentro de la cueva a solas conmigo. Ella seguía con su lata, no paraba de decir que no quería que ni su novio ni mi novia se enteraran de lo pasado y demás, es decir de los roces, las risas intencionadas y todo eso. En fin, de que estábamos excitados y deseosos.
Aquella amiga me dijo también que es toda una técnica. Que la mujer lo dice para que al tipo le quede bien en claro que ella lo desea y mucho. Así que la técnica, según esta amiga, empieza con “mira, no quiero tener problemas con tu novia…”
Puede que mi amiga tenga razón ya que en una de esas latas la pillé mirándome la polla, que yo tenía casi fuera del bañador.
Cuando vio que la pillé, se mordió la lengua (pero siguió mirando mi polla) y dijo de pronto ¡ay no sé qué me pasa! Y lo peor: se reía tontamente.
Yo estaba muy excitado y me abalancé sobre ella. La besé. Ella hizo como para separarse. Dijo que eso no podía ser. Volví a besarla y su cuerpo se rozó con el mío. Creo que por eso aceptó seguir con el beso. Sintió mi polla apoyada en su barriga. Vi que ya no trataba de apartarse. Es más, sus pechos se pegaron a mi cuerpo, yo no me lo creía. Sentir esos pechos piel a piel.
No aguanté más, bajé mi boca a sus pechos y chupé todo lo que pude esos pezones hermosos. Ella se movía excitada. Yo no podía creer que fueran tan perfectos. Mi polla afuera contra su ombligo, que además parecía crecer de continuo. Ella gemía muy bajo pero intensamente.
Tenía ganas de tocarla por todos lados. Y ahí, sin que le pidiera, me empezó a pajear. Mi novia seguía al sol a unos 100 metros. En una miré por si se le ocurría venir o algo, pero seguía tumbada y en su mundo. Yo disfrutaba de la paja, cuando de pronto la morenita no aguantó más y se arrodilló. Me empezó a chupar y a pasar su lengua por toda la cabeza de mi polla. Yo estaba en la gloria. Ella ponía una cara de morbo, parecía fuera de sí. Se la intentó meter toda en la boca pero no podía, yo la tenía muy empalmada, demasiado grande en ese momento. Creo que ella nunca había tenido una polla así porque no era normal como la miraba.
En ese momento quería follarla pero no podía. Hubiera sido muy peligroso tardar mucho más. Mi novia se habría dado cuenta…
Así que me corrí en sus tetas. No aguanté mucho más. Salieron varios disparos de semen, nunca me había corrido tanto. Parte le entró en la boca y muchos más en las tetas, quedó toda manchada de blanco. Quedó mirándome con cara de morbosa. Quería más pero no podíamos. Su intención es que la penetrara y acabar con la vagina pero no daba para más. De no haber estado mi novia tan cerca... Yo volví con mi novia y ella se fue a bañar directamente, sin pasar por la sombrilla, para quitarse toda la leche con el agua de mar. Y sobre todo el fuerte olor a semen.
Al rato aparecí con tres cervezas que fui a buscar a la nevera.
A la noche me cogí a mi novia en la misma caseta pues nos quedamos a dormir los tres en la playa. Mi novia me daba la espalda y se la metí despacio, lentamente. La morenita en la misma caseta pero del otro lado, casi pegada al cuerpo de mi novia. Creo que se hizo la tonta pero se dio cuenta de todo…


(Sexo en Canarias)

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