miércoles, 6 de mayo de 2015

Contribuido por el señor XX-8.

A fines de 2009 conocí a dos amigas, una bi y la otra lesbi,
Conocí a la primera en una fiesta, el cumple de un amigo, se llamaba Tina.
En un aparte nos dimos unos besos.
Le pedí el fono. No quiso dármelo, pero sí el mail.
Le escribí sin muchas esperanzas.
Pero ante mi sorpresa me respondió; aun más, aceptó ir a tomar un café.
A las dos horas de encontrarnos estábamos garchando de lo lindo en un hotel cercano.
Ahí me explicó por qué no me había querido dar el fono: estaba saliendo con otra mina, muy celosa.
Le dije que por mí todo bien.
La tipa le revisaba el teléfono, no quería que Tina saliera, la presionaba a cada rato con preguntas, le imponía cosas. El mail en cambio era trucho y la otra no tenía manera de descubrirlo.
Un día me la presentó en casa, justo pasaban de casualidad. Esta Judith, dijo. Mis viejos no entendían nada: el nene de paseo con dos chicas… ¿qué es esto…?
Nos fuimos de compras a un shopping y después a casa de la lesbi a dejar las cosas. Al menos ese era el pretexto. En realidad fuimos a garchar. Lo habían hablado. A Judith, la lesbi, no le importaba que su novia saliera con un tipo, lo que no quería era que saliera con otra chica. Los hombres son manejables, decía a cada rato. La pasamos bien. La lesbi y yo sólo teníamos con Tina, nada entre nosotros. La lesbi en la cama ni siquiera me tocaba un dedo. Desnuda estaba muy fuerte, tanto como Tina, pero ella era lesbiana de corazón, aclaraba.
Así durante unos seis meses.
Pero un día, mientras la lesbiana franeleaba con Tina, aproveché para apoyársela en las nalgas. A Judith le encantó, hasta se dio vuelta y me besó. No lo dudé, era ahora o nunca: la penetré en la vagina y ella gimió como loca. Tina abrió los ojos pero enseguida cerró uno, era un guiño hacia mí: la lesbiana estaba gozando con un macho por primera vez, era humana, jajaja. Terminó acabando como una yegua, no gemía, bramaba. Nos quedamos haciéndole mimitos un rato hasta que se quedó dormida. Estaba hermosa. Entonces seguimos entre nosotros. Tina cogía arriba mío y me agradecía que le hubiera domado a la novia. Vas a ver que ahora te joderá menos, le decía yo.
Y así fue. La lesbiana tuvo un cambio radical, se volvió más dulce. Sólo pensaba en conocer algún día un tipo de la que se enamoraran las dos. Querían tener un hijo cada una del mismo tipo. Mientras tanto estás vos me decían. Estuvimos así como cinco meses.
El único arreglo era coger siempre en trío. A veces empezaban entre ellas, otras yo con Tina o yo con Judith. Los tres andábamos en los 20 años.
Se cortó cuando me puse de novio. Al poco tiempo me casé.
A veces tengo ganas de volverlas a ver…

(Albóndiga)

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